Imagina que te despiertas un día con un dolor de cabeza insoportable.
A medida que avanzan las horas, el dolor empeora.Y comienzas a preocuparte. Así que te metes en internet para preguntarle a "doctor Google" a qué podría deberse.
Tras casi una hora de consultar decenas de foros médicos y todo tipo de páginas web, no sólo no ha desaparecido tu jaqueca, sino que más bien se ha incrementado. Y, además, te sientes todavía más confundido que antes.
Pero no estás solo: cerca del 1% de las búsquedas en Google (y estamos hablando de millones) son sobre cuestiones médicas. Y en el universo digital hay más de 200.000 aplicaciones de salud.
"Los médicos son conscientes de esto porque lo ven cada día", escribió la ciberpsicóloga Mary Aiken en una columna para la revista digital Quartz.
"Los pacientes llegan a su consulta con una 'pila de resultados de Google': un montón de documentos impresos derivados de búsquedas en internet que les han llevado a formar su opinión de 'médico aficionado'".
"Pero, por varias, razones, a la mayoría de los profesionales no les agrada mucho esta tendencia del autodiagnóstico", agrega la especialista y autora de The Cyber Effect (2016).
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